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Luna, sede de la vida

Representa las emociones, los sentimientos, las reacciones afectivas.

En ella habita nuestro centro sexual creativo,el movimiento de las sensaciones y el instinto de protección.

La luna rige lo misterioso, lo no visto, mis emociones inconscientes, lo oscuro.
El signo Lunar constituye el ámbito protector necesario para desarrollar nuestros primeros años de vida, es el ambiente emocional del hogar en la infancia, representa la percepción de la huella que nos dejó el cuerpo gestante y la impresión que queda de cómo fuimos acuerpadxs o no, cómo fuimos protegides o nutrides, de si hubo fusión o no.

Las energías femeninas representan la conciencia no jerárquica del mundo natural al que pertenecemos todxs lxs seres, propiciando una relación de participación, confianza y respeto mutuo entre nosotrxs y el entorno, no de control ni dominación o depredación.

Las energías de la luna y venus revisadas por una astrología disidente trae despertar de consciencia sobre nuestra responsabilidad humana de habitar el mundo desde la empatía y el gozo; desde ahí queda abierta la pregunta cómo nos es posible habitar la comunidad y los territorios de crianza de manera colectiva y colaborativa.

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